Villa Lía, San Antonio de Areco

Estoy segura que de San Antonio de Areco, la cuna de la tradición, casi todos escucharon hablar, ¿y de Villa Lía? Bueno ese fue mi destino durante unos días.
A pesar de haber visitado Buenos Aires en varias oportunidades, era la primera vez que iba “al campo” de la provincia. Lo cuento como patagónica del interior que ni se imaginaba que a sólo hora y media de la capital podía haber paisajes así, tan rebosantes de verde! Para mí, como para muchos, ir a la capital implica visitar parientes o hacer trámites, y el ajetreo de gente, transporte público, olores y vida acelerada nos suele generar rechazo.  Peeero, debo decir que ese viaje, que fue a la vuelta de uno muy largo por el mundo, me había propuesto recorrer la ciudad y descubrir el encanto que los extranjeros encontraban en ella. Lo hice y desde ahí veo a Buenos Aires con otros ojos. Y al descubrir que había tanto verde no muy lejos ni les cuento!
Mi paisaje habitual son montañas y clima seco, asique el llano húmedo, por ser diferente, me llama la atención y me gusta mucho. Creo que me pegué a la ventanilla del auto todo el viaje, flasheaba con el cambio brusco de edificios, autopista, campo, y a cada rato pensaba porqué no hice ese viaje antes!
En fin, Villa Lía es una plaza, una iglesia, dos mercados de ramos generales y un restaurante frente a esa plaza que cada fin de semana ofrece el mejor almuerzo del lugar, en serio Las Argibay además de buena onda la rompen cocinando! Son chacras, calles de tierra, gente que se saluda y se conoce. Es dar la vuelta a la plaza y seguir por las calles de tierra rodeadas de chacras, cruzarse con vacas, caballos y escuchar algunos perros ladrando de fondo. Tiene el encanto que sólo los lugares con menos de dos mil habitantes poseen.
“La ciudad”, Areco, está a sólo 15 km, y allí lo que hay para recorrer es un poco más. Caminar sus calles fue un viaje en el tiempo! Amé la arquitectura, casi me transportó a los libros de historia Argentina del colegio. Para cortar la tarde hay varias cafeterías o la orilla del río para llevarse el mate. La vibra es más turística, sobre todo durante los fines de semana que es cuando todos se escapan a hacer este paseo. Sin duda si yo viviera en capital haría lo mismo! Un escape así, además de recomendable es necesario; conexión con la naturaleza, con lo simple, con lo genuino, y además muy muy cerquita de la ciudad de la furia!