Las Cataratas no existen...

Son de mentira. Son una fantasía. Es un mundo de fantasía. Irreal e incoherente. Imposible.
Creo que sucedió todo en ese instante en el que la lancha se sumergió en plena cascada. Justo debajo de 6.000.000 de litros de agua por segundo cayendo desde 70 metros.  Cuesta leer todos esos ceros. Seis millones de litros de agua por segundo. Todo pegándome en la jeta desde todos lados. Fueron en esos precisos segundos que vi todo ese mundo. Te juro que sentí un paro cardíaco. Una locura hermosa y aterradora. Me reía, intentaba gritar y no salía. Menos podía respirar. La quedé ahí adentro. Estuvo buenísimo morir.

En ese lapso se me creó un mundo en el cual una mariposa se me posaba sobre mi mano, rodeado de cascadas, montañas y un sol brillante. Ella me tomaba de la mano y me llevaba hasta el arcoíris más impresionantemente perfecto que algún día pudiera imaginar.

Siempre me pregunté dónde nacían los arcoíris. Dónde terminaban, dónde tocaban tierra. Los arcoíris nacen en estas cataratas. Pude ver el lugar exacto donde el sol se abraza con esa agua y bailan coloridos. Creo que de esos besos nacen también mariposas. Por suerte Barbi, mi morocha mariposa, me sacó un par de fotos en ese instante loco y flashero, si no yo mismo me iba convencido de que esa secuencia era irreal.

Todavía me duele el pecho de ese paro seguido de muerte y resucitación en manos de una mariposa, y todavía me duele la cara de felicidad, así que estimo debe haber sido real.

Siempre me pregunté también dónde nace tanta agua. Son seis millones de litros por segundo. Constantemente. No puede ser. El caudal habitual dicen que es de un millón y medio, pero como llovió bastante, se cuadruplicó estos días. Dale, boludo, posta, no puede ser, es infernal. ¿En todo el continente llueven 5 millones de litros por segundo como para alimentar este caudal constante y bestial?

Leí por ahí que por los iones negativos que se producen en ese explosivo caudal, estas cataratas son la mayor fuente de energía natural del mundo. Es un gran reactor nuclear en forma de Garganta de Diablo que ruge permanentemente.

Es la isla de Lost. Esa energía, además de engendrar mariposas y fabricar arcoíris, genera cosas raras.
Esos iones alteran algo en el espacio, en las bújulas: Barbi, que siempre tiene serios problemas para ubicarse geográficamente, esta vez tuvo una lucidez mapística sorprendente. Y yo, que siempre me oriento con la intuición, el sol, las estrellas o lo que sea, esta vez no logro aún entender este mundo paralelo: en este continente todos los ríos bajan de Oeste a Este, de la Cordillera al Atlántico. Y de Norte a Sur, no sé por qué. Estas cataratas están al revés, bajan de sur este a noroeste. Tienen vida propia e incoherente, vieron.

Este paraíso energético, como la Isla de Lost, tiene también su “nube”. Las Cataratas de Iguazú fabrican nubes. Esa explosión infernal de agua genera una nube impenetrable de gotitas brillantes y de colores que suben hasta el cielo. Así nacen las nubes. En las cataratas llueve de abajo para arriba.

Este lugar es Pandora, el mundo de los Avatar. Y esas energías iónicas generan actitudes extrañas en las criaturas que lo habitan.
Los coatíes saquean en malones a los monos. Me tuve que agarrar a piñas con un grupito de 3 que se me prendieron de la mochila. Ya tuve una derrota humillante con un mono en Ecuador que me robó un mate. Otra vez no. Agarré a un coatí de volea con el empeine a lo Batistuta, al grito de “salí de acá la concha de tu madre”.
Pero los monos, en un acto de venganza animal, le roban a los coatíes las galletitas que estos le roban a los niños desprevenidos.

En este ecosistema de Avatar, los humanos se besan mariposas. Bueno, generalizo para disimular. En realidad fui yo. En medio de la cascada, entre el sol y el arcoíris… demasiado romanticismo. Pintó. Fue amor. Me besé a una mariposa, loco. ¿Nunca se chaparon a una mariposa debajo de un arcoíris?.

Pero en Avatar también están los malos: siempre hay un yanqui imponiendo su estadounidensidad (¿) invasora pisoteando jocosamente un poco de frágil verde. El círculo de la naturaleza: mariposa, hombre, coatí, mono, yanqui.

Todo eso sucedió en ese instante de paro cardíaco debajo de esas 300 cascadas de 2.500 metros de ancho. Fueron 7 segundos que creí que me moría (posta, lo pensé) hasta que la mariposa me tomó de la mano y me devolvió a esa locura hermosamente aterradora de que te caigan 6 millones de litros de agua por segundo desde 80 metros de altura, en la cara.

Sólo en un mundo de fantasía, irreal e imaginario podía sobrevivir alguien a eso.

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