Varanasi, besando el Ganges

Cuando creíamos que el sudeste asiático era espectacularmente distinto y surrealista para nuestra visión occidental, llegamos a India. Esto sí que fue el top del la diversidad en todo sentido. Nuestra cabeza no paraba de capturar situaciones, olores, colores y sabores.⁣

A India hay que adaptarse. Dejarse envolver por sus costumbres y por todo lo que sucede. Creemos que esta es la mejor forma de conocerla y entenderla. Aunque sea una poco.⁣

Es duro, no lo vamos a negar: apenas llegamos a Delhí sufrimos el smog y algún que otro timo. La pobreza se veía en cada esquina y nos impactó la cantidad de basura. Sumado a que, por la época en que llegamos, hacía mucho frío y se armaban fogatas en la calle para calentarse. ⁣

Durante el día las calles se convierten en mercados super coloridos y MUY concurridos.⁣

El súmmun de nuestra experiencia en India fue Varanasi, o Benarés, la ciudad más sagrada para el hinduismo y un importante centro de devoción, peregrinación y misticismo. Los hinduistas la consideran una ciudad santa por la creencia de que una de las cuatro cabezas del dios Brahmá consiguió descansar al llegar a esta ciudad.

Además de esto, según el hinduismo, todo aquel que muera en Benarés, queda liberado del ciclo de las reencarnaciones.

La ciudad se encuentra a orillas del Ganges y los baños en él se consideran purificadores de los pecados. En su paso por esta ciudad el Ganges cuenta con un importante grado de contaminación y según la tradición, todo hinduista debe visitarla al menos una vez en la vida.

Todas estas creencias han convertido la ciudad en el destino de enfermos y ancianos, que quieren pasar sus últimos días en la ciudad santa.

A pesar de esto, el lugar no es nada triste. La vida se lleva a cabo sobre el río: las habitantes de la ciudad se bañan, lavan la ropa, vuelan barriletes, leen el diario, entre otras cosas.

Hay gente por todos lados, vacas, colores y las increíbles Ghats, en donde toda esta vida tiene lugar. Estos son gradas o escalinatas, en su mayoría con templos que descienden hacia el río.

Además de recorrerlos a pie de punta a punta, una de las experiencias más impactantes es verlos desde el agua. Para esto te van a sobrar ofertas, desde opciones más intimas a otras más masivas.

Cada ghats tiene su particularidad y su historia pero Manikarnika y Harishchandra se destacan porque son las habilitadas para realizar las cremaciones. Los montones de madera ardiendo, los cadáveres envueltos en telas y la manera en que toma ese momento la familia nos enseñaron mucho sobre la forma que tiene el hinduismo de entender la muerte.

Las hogueras se encuentran junto al río. En general el hijo mayor es quien enciende la pira funeraria, el cuerpo se deja arder varias horas y, las cenizas o lo que quede del cuerpo, se tira al Ganges.

Si bien la ceremonia se realiza a la vista de todos, es un lugar santo y sagrado, y no deja de ser un momento íntimo en el que hay que ser muy respetuoso.

Otra ceremonia importante que se da a la noche es el Ganga Aarti. Es el rito religioso que se lleva a cabo cada atardecer. En este ritual de ofrendas interviene el fuego, la tierra (representada por flores) y el agua (del Ganges), y busca la purificación. Los brahmanes (jóvenes sacerdotes) suman cantos y bailes para hacerlo imperdible.

Sin duda Varanasi fue la ciudad que más no impactó de India y una de las más interesantes que tuvimos la suerte de conocer.