Cuesta de portezuelo, un camino al cielo |
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Cuesta de portezuelo, un camino al cielo
Ubicado al sur de la provincia de Catamarca, a sólo 82 kilómetros de la Capital, el departamento Ancasti ofrece a los turistas una conjunción de agua, sol, bellezas naturales, arqueología y cultura para vivir el verano a pleno.
El lugar recibe año tras año gran cantidad de turistas, motivados por los hermosos y deslumbrantes paisajes que ofrece, donde los visitantes tienen la oportunidad de encontrar un dique rodeado de montañas, además de la posibilidad de llevar a cabo distintas actividades deportivas en contacto con la naturaleza o simplemente disfrutar de estar al aire libre.
El lugar recibe año tras año gran cantidad de turistas, motivados por los hermosos y deslumbrantes paisajes que ofrece, donde los visitantes tienen la oportunidad de encontrar un dique rodeado de montañas, además de la posibilidad de llevar a cabo distintas actividades deportivas en contacto con la naturaleza o simplemente disfrutar de estar al aire libre.
Lugares que deberías conocer
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¿Querés saber más de Ancasti?
Uno de los mayores atractivos es la Ruta del Artesano, que responde a esta denominación debido a la red de caminos vecinales que parte desde la Plaza del Artesano (Anquincila) y que recorre los talleres artesanales ubicados en los parajes Acostilla, El Totoral Viejo, Los Bulacios.
En esa zona del departamento se encuentra residiendo una importante comunidad de artesanos, en la que se puede encontrar los más diversos rubros, entre ellos tejidos en telar rústico, alfarería, platería artesanal, maderas, metales, talabartería. El recorrido es de aproximadamente unos 20 kilómetros, visitando todos los talleres.
Además de las artesanías, en Ancasti se puede disfrutar de una exquisita variedad de productos regionales (pan casero, quesos, quesillos, dulce de leche de cabra y de vaca, fiambres y encurtidos elaborados artesanalmente).
Por otra parte, el lugar cuenta con todas las comodidades necesarias para que la estadía en él sea inolvidable. De esta manera, Ancasti se convierte en una de las regiones más bellas para visitar en el sector sur de la provincia.
En Ancasti, los veranos son largos y cálidos; los inviernos son cortos, fríos y secos y está mayormente despejado durante todo el año. Durante el transcurso del año, la temperatura generalmente varía de 2 °C a 31 °C y rara vez baja a menos de -3 °C o sube a más de 36 °C.
La Cuesta del Portezuelo es uno de los tesoros que la Provincia de Catamarca regala a quienes la visitan. Se trata de un camino de cornisa, de unos 20 kilómetros, que tras un recorrido serpenteante alcanza los 1680 m.s.n.m.
Ubicado en la bella Sierra de Ancasti, el paseo comienza en el pintoresco pueblo de El Portezuelo para luego sí internarse en los paisajes montañosos; atravesar una vegetación densa y de una diversidad de verdes; comunicar pequeñas comunidades; y finalmente arribar a la cima. Una vez allí, en el sitio conocido como El Mirador, el visitante no podrá dejar de admirar las bellas vistas panorámicas que invaden los alrededores.
Otro de los atractivos que se suman al hacer cumbre son los productos regionales y las artesanías que los lugareños exponen para la venta.
Los amantes de la adrenalina y la aventura encontrarán en la Cuesta del Portezuelo el escenario indicado para deleitarse con vuelos en parapente o aladelta. En este lugar se ubica una de las rampas de despegue de mayor altura del país.
Emplazado en una pétrea garganta serrana, el Dique Embalse Ipizca beneficia con sus aguas a Ancasti, Icaño y zonas adyacentes, convirtiéndose además en atractivo central de la región tanto por la belleza paisajística de su entorno como por sus condiciones para la práctica de deportes náuticos.
Circundando fértiles tierras y situado a 1000 metros sobre el nivel del mar, el magnífico lago artificial es visto por los pescadores aficionados como el lugar perfecto para la captura de percas y pejerreyes, mientras que los más osados lo ven como el escenario propicio para el disfrute del canotaje y el kayakismo.
“La Tunita” se trata de un conjunto de aleros que resguardan pinturas rupestres de las más importantes y representativas del noroeste argentino, rodeadas por un bosque de cebil. Se ubica en el departamento de Ancasti, provincia de Catamarca.
El Parque Arqueológico “La Tunita” se creó en el año 2007 para proteger el arte rupestre y el bosque circundante de 2.000 hectáreas, pero a la fecha no había sido implementado como tal. El nombre “La Tunita” hace referencia a un antiguo puesto. Su puestero, Serafín Soto, llevó al arqueólogo Nicolás de la Fuente a conocer las pinturas rupestres en 1969. Impresionado por su valor, regresó muchas veces acompañado por Carlos y Lito Silva, otros vecinos del paraje que hizo conocido como “La Tunita”.
En esa zona del departamento se encuentra residiendo una importante comunidad de artesanos, en la que se puede encontrar los más diversos rubros, entre ellos tejidos en telar rústico, alfarería, platería artesanal, maderas, metales, talabartería. El recorrido es de aproximadamente unos 20 kilómetros, visitando todos los talleres.
Además de las artesanías, en Ancasti se puede disfrutar de una exquisita variedad de productos regionales (pan casero, quesos, quesillos, dulce de leche de cabra y de vaca, fiambres y encurtidos elaborados artesanalmente).
Por otra parte, el lugar cuenta con todas las comodidades necesarias para que la estadía en él sea inolvidable. De esta manera, Ancasti se convierte en una de las regiones más bellas para visitar en el sector sur de la provincia.
CLIMA
En Ancasti, los veranos son largos y cálidos; los inviernos son cortos, fríos y secos y está mayormente despejado durante todo el año. Durante el transcurso del año, la temperatura generalmente varía de 2 °C a 31 °C y rara vez baja a menos de -3 °C o sube a más de 36 °C.
ATRACTIVOS TURÍSTICOS
CUESTA DEL PORTEZUELO
La Cuesta del Portezuelo es uno de los tesoros que la Provincia de Catamarca regala a quienes la visitan. Se trata de un camino de cornisa, de unos 20 kilómetros, que tras un recorrido serpenteante alcanza los 1680 m.s.n.m.
Ubicado en la bella Sierra de Ancasti, el paseo comienza en el pintoresco pueblo de El Portezuelo para luego sí internarse en los paisajes montañosos; atravesar una vegetación densa y de una diversidad de verdes; comunicar pequeñas comunidades; y finalmente arribar a la cima. Una vez allí, en el sitio conocido como El Mirador, el visitante no podrá dejar de admirar las bellas vistas panorámicas que invaden los alrededores.
Otro de los atractivos que se suman al hacer cumbre son los productos regionales y las artesanías que los lugareños exponen para la venta.
Los amantes de la adrenalina y la aventura encontrarán en la Cuesta del Portezuelo el escenario indicado para deleitarse con vuelos en parapente o aladelta. En este lugar se ubica una de las rampas de despegue de mayor altura del país.
DIQUE EMBALSE IPIZCA
Emplazado en una pétrea garganta serrana, el Dique Embalse Ipizca beneficia con sus aguas a Ancasti, Icaño y zonas adyacentes, convirtiéndose además en atractivo central de la región tanto por la belleza paisajística de su entorno como por sus condiciones para la práctica de deportes náuticos.
Circundando fértiles tierras y situado a 1000 metros sobre el nivel del mar, el magnífico lago artificial es visto por los pescadores aficionados como el lugar perfecto para la captura de percas y pejerreyes, mientras que los más osados lo ven como el escenario propicio para el disfrute del canotaje y el kayakismo.
LA TUNITA
“La Tunita” se trata de un conjunto de aleros que resguardan pinturas rupestres de las más importantes y representativas del noroeste argentino, rodeadas por un bosque de cebil. Se ubica en el departamento de Ancasti, provincia de Catamarca.
El Parque Arqueológico “La Tunita” se creó en el año 2007 para proteger el arte rupestre y el bosque circundante de 2.000 hectáreas, pero a la fecha no había sido implementado como tal. El nombre “La Tunita” hace referencia a un antiguo puesto. Su puestero, Serafín Soto, llevó al arqueólogo Nicolás de la Fuente a conocer las pinturas rupestres en 1969. Impresionado por su valor, regresó muchas veces acompañado por Carlos y Lito Silva, otros vecinos del paraje que hizo conocido como “La Tunita”.
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