El Cadillal, una pequeña villa veraniega tucumana

Las escapadas al Dique El Cadillal, el lugar que siempre formará parte de uno de los recuerdos de mi infancia, de los domingos, hacia donde casi siempre salía una vuelta improvisada con mi familia. Por varias razones: por la proximidad del dique con respecto a la ciudad, porque no implica subir el cerro y por ende nadie que se sintiera mal por la altura o mareos, y ambas cosas favorecían debido a que mis hermanos y yo éramos pequeños. Ahora, todos ya más grandes, seguimos recorriendo esos pocos kilómetros para pasar un día distinto.

Para contextualizar un poco, el Dique El Cadillal tiene 11 kilómetros de largo por 4 kilómetros de ancho y una profundidad máxima de 67 metros, es utilizado para la obtención de energía hidroeléctrica para la provincia. Para llegar se lo hace a través de Ruta Nacional Nº 9 para, luego de 20 kilómetros aproximadamente, empalmar con Ruta Provincial Nº 347 recorriendo 5 kilómetros más hasta llegar al dique.

Actualmente durante el año 2020 se ha realizado una obra de mejoramiento y urbanización que lo cambió completamente y lo abrió aún más al turismo de lo que ya estaba. El Cadillal siempre contó con actividades recreativas para disfrutar del agua: se puede andar en lancha o canoas/kayaks; cuenta con bares para comer o disfrutar de desayunos o meriendas; a su vez cuenta con mucho espacio público para sentarse y tomar mate entre familia o amigos. También hace unos años atrás incorporó un complejo de aerosillas que permite disfrutar de una vista panorámica de todo ese espejo de agua que lo compone. Así mismo, con la nueva remodelación se sumó un espacio de juego para niños y toda una serie de rampas y miradores, haciendo del lugar un espacio más accesible para personas con movilidad reducida, para recorrer y disfrutar de las mejores vistas del Dique y su paisaje y, para los fanáticos de las fotos como yo, de unos atardeceres bellísimos. El Cadillal está pensado para realizar todo tipo de actividades deportivas y hasta ir a pescar, como así también actividades artísticas que se realizan en algunas épocas del año como los espectáculos en el anfiteatro a cielo abierto.

Ahora bien, para quienes no hayan pisado el suelo tucumano es necesario saber que las altas temperaturas en verano son una de las características de esta provincia, por lo que mi gran recomendación es que si la visitan en esa temporada y en un día caluroso (que es más que seguro que eso pase en Tucumán) vayan preparados para protegerse del sol, ya que el calor se siente bastante y no es nada parecido al clima de los cerros, donde desciende mucho la temperatura incluso en verano.

Otra muy buena particularidad de El Cadillal es que cuenta con zona de campings que viene muy bien para los amantes de la naturaleza, y pueden elegir entre varios: hay uno a horillas del rio o luego otros que cuentan con pileta, según las preferencias de cada quien; se puede pasar el día, acceder a un asador, mesas y sillas y hasta quien lo desee quedarse a acampar.

Siguiendo con esta línea de los amantes de la naturaleza, agregar que desde El Cadillal se puede realizar un trekking de alrededor de 3km a la reserva natural Aguas Chiquitas. Luego de una caminata extensa y de un grado de dificultad media se llega a un río que desemboca en una bellísima castada con un piletón natural entremedio de árboles y vegetación. A Aguas Chiquitas se accede sólo a pie por lo que siempre desde el Ente de Turismo se recomienda contar con permisos y la presencia de un guía local para evitar cualquier tipo de incidentes.

A tan solo 25 km de distancia de San Miguel de Tucumán se llega a esta pequeña villa veraniega con actividades variadas para todos los gustos, para principalmente estadías cortas, para un despeje de la ciudad y hasta para realizar una aventura entre medio del bosque hasta la cascada, lo que yo considero un buen cierre para una estadía por la provincia tucumana.

Por Agostina Colantuoni / ig @agoscolantuoni